La Tercera Revolución Industrial es un proceso que viene definido por
los cambios que se han operado en sectores tan presentes en la vida cotidiana
de muchas personas, tales como las comunicaciones o la energía. Fue un
proceso multipolar, liderado por Estados Unidos, Japón y la Unión Europea,
iniciado a mediados del siglo XX. Se vincula con el término “Sociedad de la
Información”. No existe consenso en una fecha concreta para determinar su fin.
Este concepto
fue lanzado por el sociólogo y economista norteamericano Jeremy Rifkin.
Posteriormente, lo recogieron y avalaron entidades e instituciones, como, por
ejemplo, el Parlamento Europeo en el 2006. Su base es la confluencia y
complementario de las nuevas tecnologías
de comunicación y energía.
Las bases de la Tercera Revolución
Industrial
La Primera
Revolución Industrial se asentó en elementos como el uso del carbón y
la concentración de capitales, entre otros. La Segunda lo hizo sobre
el desarrollo del ferrocarril y la introducción de otros combustibles fósiles,
como el petróleo. En cambio, la Tercera lo hace sobre la base de unas
tecnologías muy diferentes, de tal modo que el nexo de unión con las anteriores
es mucho menor.
La Tercera Revolución Industrial se asienta sobre nuevas tecnologías de
la información y la comunicación, así como en las innovaciones que permiten el
desarrollo de energías renovables. Como consecuencia las potencialidades de
estos dos elementos actuando conjuntamente, se prevén grandes cambios en
diversas áreas. Nunca antes se había llegado a unas cotas tan altas de
intereactividad e intercomunicación, al tiempo que las innovaciones en materia
energética podían significar un cambio tan sustancial como el que se prevé con
el desarrollo y explotación de fuentes renovables de energía.
Las innovaciones de la Tercera
Revolución Industrial
El fuerte potencial de cambio que se consigue mediante la
convergencia de las nuevas tecnologías en materia de comunicación y energía ha
venido teniendo importantes repercusiones. Desde un punto de vista de las
repercusiones que está teniendo esta relación, podemos señalar las siguientes:
La expansión de energías renovables.
La conversión de edificios en plantas de energía.
Innovaciones en relación con los medios y
procesos de almacenamiento de energía.
Difusión de lo smart:
smart city (ciudad inteligente), smart grid (distribución inteligente de
energía), smart phone, smart TV…
Formas de transporte más eficientes y menos
contaminante (vehículos eléctricos, híbridos, entre otros).
Estos pilares,
sobre los que se ha asentado el proceso, han obtenido algunos frutos,
concretándose en algunas innovaciones que están presente en la vida cotidiana
de las personas y que cuentan con gran importancia desde una perspectiva
económica. Entre ellas podemos señalar Internet, la fibra óptica, la fibra
de vidrio o los avances en nanotecnología.
Países
participantes en la Segunda Guerra Mundial (Potencias
del Eje; Aliados; Aliados después del ataque a Pearl Harbor (1941); países
neutrales).
La Segunda
Guerra Mundial (1939-1945) fue una contienda armada
internacional que involucró a prácticamente todas las naciones del mundo.
Se desarrolló
durante seis años y un día —comenzó el 1 de septiembre de 1939 y
finalizó el 2 de septiembre de 1945— enfrentando principalmente a las potencias
del Eje (Alemania, Italia y Japón) contra los Aliados (Francia
y Reino Unido), a los que acabarían uniéndose en 1941 Estados Unidos (tras el
ataque japonés a Pearl Harbor) y la Unión Soviética (después del intento de
Alemania por conquistar Stalingrado).
La guerra tuvo
una causa similar al de la Primera Guerra Mundial: el
afán de Alemania, Italia y Japón de expandir sus dominios territoriales.
El desencadenante
oficial que hizo estallar el conflicto fue la invasión
de Alemania a Polonia el 1 de septiembre de 1939 (una
Alemania a la que se le prohibió rearmarse después de causar/ser derrotada en
la PGM), lo que provocó la declaración inmediata de guerra de Francia y el Imperio británico.
En este punto,
el avance de la contienda se dividió en tres grandes frentes:
– El frente
continental: Alemania contra los Aliados por el control de
Europa.
– El frente
en los Balcanes y el Norte de África: Italia (con la ayuda
alemana) contra los Aliados por la conquista de estos territorios.
– El frente
en el Pacífico: Japón contra los Aliados (más la incorporación
de los Estados Unidos en el conflicto después del ataque japonés a la base
militar estadounidense de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941) por el
control del Pacífico y Asia Oriental.
Los tres focos de batalla acabaron con victoria aliada. Las primeras
derrotas del Eje llegaron en los Balcanes y en el
Norte de África, donde los Aliados los obligaron a replegarse. Al mismo tiempo,
Alemania, alentada tras conseguir conquistar gran parte de Europa continental,
traicionó su pacto de neutralidad con la Unión Soviética y trató de invadirla;
acabando derrotada en la Batalla de Stalingrado. Mientras, en
Europa Occidental, las uniones de fuerzas aliadas consiguieron recuperar el
dominio europeo y conquistar Berlín (capital de Alemania), entre otras
ofensivas, con el famoso Desembarco de Normandía. Por último, en
el pacífico, Japón perdía cada vez más territorios, especialmente después de la
inclusión de Estados Unidos en la guerra tras el ataque a Pearl Harbor. Este
último frente se sentenció con el bombardeo nuclear estadounidense de Hiroshima
y Nagasaki el 6 y 9 de agosto de 1945, forzando al Imperio japonés a declarar
su rendición incondicional el 2 de septiembre de ese mismo año, dando por
finalizada así la guerra más mortífera de la historia.
Las principales consecuencias de
la Segunda Guerra Mundial fueron: la caída de los regímenes fascistas de
Alemania e Italia, el fin del imperialismo japonés, la destrucción de una
importante parte de Europa, Asia y Oceanía, la
muerte de más de 60 millones de personas y la creación de
la Organización de las Naciones Unidas el 24 de octubre de ese año mismo año para
asegurar la paz internacional y la prevención de futuros conflictos.
Si
bien las definiciones de los que son considerados como indígenas son diversas y
los antecedentes censales en relación a ellos son en muchos casos poco
confiables, se estima que la población indígena actual en América Latina
asciende a entre 40 y 50 millones, cifra que representa alrededor de un 10 por
ciento de la población total de la región (Bello y Rangel, CEPAL, 2000). Dicha
población está agrupada en más de 400 pueblos o grupos identificables, los que
van desde los pequeños grupos selváticos amazónicos, hasta las sociedades
campesinas de los Andes, que suman varios millones de personas. Junto a ello
cabe agregar a la población indígena que habita en áreas urbanas del
continente, la que a consecuencia de procesos migratorios, es hoy
demográficamente muy significativa. Barrios indígenas proliferan en la
actualidad en grandes ciudades como México (D.F.), Lima, Bogotá, Quito y
Santiago, dando origen a una nueva realidad de marginalidad indígena (Chase
Smith, 2002; Bengoa, 2000).
A
lo largo de las últimas décadas, dichos movimientos han ido levantando un
conjunto de demandas, dirigiéndolas hacia los Estados en los que habitan. Estas
demandas son de diversa naturaleza: por un lado están aquellas que tienen un
carácter individual, que apuntan a poner término a las situaciones de evidente
discriminación económica, social, cultural y política de la que los indígenas
son objeto en la totalidad de los Estados del continente. Sin embargo, el mayor
énfasis de los movimientos indígenas ha estado centrado en aquellas demandas de
carácter colectivo, que apuntan a la introducción de modificaciones jurídicas y
políticas que permitan enfrentar los problemas estructurales que afectan a sus
pueblos en su relación con los Estados y las sociedades no indígenas, y que no
les permiten desarrollarse como pueblos.
El
derecho a la autodefinición y a un status legal. Sostiene que la definición del
status legal de los indígenas ha sido hasta ahora una prerrogativa unilateral
de los gobiernos y que las organizaciones indígenas cuestionan esta tradición y
reclaman el derecho a la auto identificación, no tan sólo como una elección
individual, sino además como un reconocimiento grupal y de identidad colectiva.
Consistente con ello reclaman un nuevo status para los pueblos indígenas en el
marco de una sociedad democrática, reclamo que en los últimos años ha incidido
en reformas jurídicas constitucionales y legales que posteriormente se
analizará.
Derecho
a la tierra y al territorio. La lucha por la tierra y los derechos agrarios ha
estado en la base de los intentos de los indígenas por organizarse. La
protección jurídica de la tierra, así como de los recursos naturales que hay en
ellos (aguas, bosques, fauna, etc.), los que son considerados esencialmente
como recursos colectivos, constituyen demandas centrales de los pueblos
indígenas en muchos países de la región y explican conflictos sociales que les
involucran. Stavenhagen sostiene que junto a los derechos agrarios, los pueblos
indígenas también reclaman con insistencia sus derechos territoriales, esto es
el reconocimiento y la delimitación legal de sus territorios ancestrales,
ocupados en forma continua por un grupo indígena a lo largo del tiempo, y que
generalmente representan el espacio geográfico necesario para la reproducción
cultural y social del grupo.
La
identidad cultural. Luego de un largo período de negación cultural, y en el
contexto de un proceso de renacimiento cultural conciente fomentado por las
elites indígenas y militantes, los pueblos indígenas hoy reclaman el
reconocimiento y desarrollo de su propia identidad cultural, la que incluye
lenguas, tradiciones y manifestaciones culturales indígenas en general. Como
producto de estas demandas y de la reevaluación de las políticas indigenistas,
algunos gobiernos aplican hoy programas de educación bilingüe. En otros Estados
las lenguas indígenas han sido reconocidas como lenguas nacionales.
Organización
social y costumbre jurídica. Dado que el desconocimiento de la organización
social local y de la costumbre jurídica por parte del sistema jurídico estatal
y de la administración pública contribuye al debilitamiento y desaparición
potencial de sus culturas, muchas organizaciones indígenas han planteado como
objetivo su reconocimiento formal. Se demanda el reconocimiento de las formas
tradicionales de autoridad local, de los mecanismos para la resolución de
conflictos, de las prácticas relativas a la herencia y el patrimonio, y de los
patrones de uso de la tierra y los recursos comunales. Se trata de demandas que
persiguen un mayor grado de participación política de los pueblos indígenas.
Cabe señalar que a la fecha ningún estado latinoamericano reconoce formalmente
el pluralismo jurídico, sino tan sólo lo que se ha denominado “usos y
costumbres” indígenas.
Participación
política. Finalmente, los pueblos indígenas no sólo reclaman representación
política en las instituciones gubernamentales (consejos municipales,
legislaturas estatales, congresos nacionales), sino también tratan de obtener
el derecho a la libre determinación (reconocido en el derecho internacional),
que se expresa a través de la autonomía y el autogobierno local y regional.
Muchos gobiernos todavía temen a estas demandas por considerarlas un paso a la
secesión y fragmentación del estado nacional. Sin embargo, sostiene el autor,
las organizaciones indígenas sólo piden autodeterminación interna y mayor
participación, no como una minoría, sino en su calidad de descendientes de los
primeros habitantes del país, por lo tanto, como los “auténticos”
representantes de la “nación”.
Producto
de los factores antes señalados, en especial del proceso de organización y
movilización de los pueblos indígenas, y de los procesos de recuperación
democrática verificados en años recientes, la mayor parte de los Estados de la
región ha ido introduciendo modificaciones en sus ordenamientos jurídicos,
dando gradualmente acogida, al menos en parte, a las demandas indígenas. Es así
como Panamá (1971), Nicaragua (1986), Brasil (1988), Colombia (1991), México
(1992 y 2001), Guatemala (1992), El Salvador (1992), Paraguay (1992), Perú
(1993), Argentina (1994), Bolivia (1994), Ecuador (1994 y 1998) y Venezuela
(1999) han elevado a rango constitucional los derechos de los pueblos y/o de
las personas indígenas. Otros países como Chile, si bien no consideran estos
derechos en sus ordenamientos constitucionales, sí lo han hecho en su
legislación (1993).
El
carácter pluriétnico y pluricultural de los Estados y de las sociedades que la
componen es recogido por diversos ordenamientos constitucionales. Así en
Colombia (1991) “el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural
de la nación colombiana” (Art. 7); en Perú (1993) “el Estado reconoce y protege
la pluralidad étnica y cultural de la nación” (Art. 2 inc. 19); Bolivia (1994)
se reconoce como “...libre, independiente, soberana, multiétnica y
pluricultural...” (Art. 1); Ecuador (1998) se reconoce en términos similares
como “...un estado social de derecho, soberano, unitario, independiente,
democrático, pluricultural y multiétnico.”
La
naturaleza colectiva de los “pueblos indígenas” es reconocida por Argentina,
Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Paraguay y Venezuela.
Se denomina un modelo económico donde, en un
mercado globalizado,
se localizan actividades productivas en países
subdesarrollados destinadas a la exportación y sin integrarse en el mercado
local. El término ha sido ampliamente usado para describir relaciones
postcoloniales de dependencia en países en desarrollo, especialmente en América latina Se suele mencionar como parte de
modelos más amplios como la teoría de la dependencia que fueron muy populares en las
décadas de 1960 y 1970. Suele ser asociado al marxismodebido a las obras de PaúlA. Baran y Theotônio dos Santosaunque los vínculos a la teoría marxista
clásica son tenues.
EL MODELO DE ECONOMÍA DE ENCLAVE:
De acuerdo al modelo, una firma grande y bien
capitalizada, a menudo localizada en Estados Unidos o Europa Occidental,
invierte en la producción de un bien de exportación destinado a los mercados de
origen de la empresa inversora. A menudo el país de origen de la inversión, era
la antigua metrópolis colonial del país que producirá los bienes.5 La empresa usa tanto su capital como
sus contactos (explícitos e implícitos) para adquirir tierras y solares,
contratar mano de obra y recibir subvenciones públicas en el país receptor de
la inversión, subordinar líderes locales, lo que disminuye su capacidad para
generar .
IMPLICACIONES POLÍTICAS Y SOCIALES
Este modelo productivo presenta una disyuntiva, pues
si bien sirve para atraer capitales e inversiones al país (como en las maquiladoras) y mejorar la balanza comercial, genera una dependencia de mercados
extranjeros y puede ser perjudicial a largo plazo para la viabilidad económica
del país.
En algunos casos, las firmas operando en economías de
enclave llegan a tener la suficiente influencia para lograr que los gobiernos
locales les permitan suprimir la resistencia sindical a bajas condiciones
laborales. Este tipo de relaciones entre empresa privada y gobierno suelen vincularse
a corrupción local y proteccionismo por parte
del gobierno del país anfitrión, que suele proteger la inversión realizada.
·La
oligarquía en el Perú.- con
la caída de la aristocracia en 1919, en el Oncenio, se consolidan las empresas dedicadas
a la agricultura, la minería, el comercio y las finanzas; propiciando la
inversión del capital extranjero, especialmente norteamericano, que forjaron
precisamente el progreso material del Perú a costa del hambre y la explotación
del pueblo.
Esto
originó, no sólo movimientos de masas de obreros, campesinos e indígenas sino
el surgimiento de partidos políticos con ideología popular y nacionalista con
orientación a la integración continental y mundial; lo mismo que de una u otra
forma les hacen frente hasta 1984 en que nuevamente toman el poder político con
el General Manuel A. Odría, manteniéndose con otros gobernantes hasta 1968 en
que triunfa el militarismo reformista con el general Juan Velasco Alvarado.
·El
APRA.-“Alianza Popular Revolucionaria
Americana”, fundada en México el 7 de marzo de 1924 por el profesor líder
sindical Victor Raúl haya de la Torre, bajo influencia de las revoluciones
rusa y mexicana contra el imperialismo.
Después
de viajar por EEUU y Europa e incluso Rusia, regresa al Perú recién en 1930, su
ideología política, entre otros puntos, proponía los siguientes principios, que
en algunos casos y con el tiempo se modificaron hacia lo tradicional:
·La independencia económica contra el imperialismo yanqui.
·La unidad política de América Latina bajo el APRA.
·Nacionalización de las tierras agrícolas mediante la aplicación de la
reforma agraria.
·Apoyo al desarrollo industrial, en base a materias primas propias.
·La educación laica o estatal, desde la escuela hasta la universidad.
·La reorganización política y la solidaridad con todos los pueblos y
clases sociales oprimidas del mundo.
·El
socialismo peruano.- fue
fundado el 16 de septiembre de 1928 por José Carlos Mariátegui, aunque después
se llamó Partido Comunista Peruano, la intención era agrupar a obreros y
campesinos, pero después se integró gente de clase media y de la pequeña
burguesía. Entre sus principios propuestos tenemos:
Un
programa económico basado en el nacionalismo y la industrialización, con
mercados y materias primas propias.
Unidad
del proletariado a nivel mundial para enfrentar todo tipo de imperialismo y
explotación.
La
educación de tipo de socialista para garantizar una vida política efectivamente
democrática e igualitaria.
Capacitar
al proletariado por la lucha para el ejercicio del poder y del orden
socialista.
·la
unión revolucionaria.-fue
el partido político popular fundado por Luis Miguel Sánchez Cerro después de
derrocar al oncenio a fin de mantenerse en el poder y lo conformaban mayormente
gente de clase madia cansada de la dictadura leguísta, por la crisis económica
que vivían el país como consecuencia de la crisis mundial declarada en Nueva
Cork en 1929, crisis a lo que los partidos tradicionales no pueden hacer frente
por estar en desorganización. Hizo frente al aprismo y socialismo emergente,
imponiéndose en las elecciones de 1931.
·El
PRI Mexicano.-El
partido Nacionalista Revolucionario(PRI) nació con la revolución mexicana como
revolucionario y nacionalista, conducido por diferentes líderes o gobernantes;
porque la Constitución Políticamexicana prohíbe la reelección de por
vida; destacan Vestuniano Carranza, Älvaro Obregón, Plutarco Elías Calle y
Lázaro Cárdenas.
Oficialmente
nación con Elías Calle en 1929, consolidándose en 1934 como una “Dictadura
Institucional” que gobierna México hasta fines del año 2000 en que triunfa el
partido conservador de oposición con el presidente Vicente Fox.
·El
sandinismo en Nicaragua.-el
líder popular Cesar Augusto Andinos, desde 1926 dirigió una rebelión contra el
imperialismo norteamericano que tenía intenciones de apoderarse de Nicaragua;
mantuvo en alto la soberanía nacional y el derecho de los pueblos a elegir su
propio destino, siendo ejemplo para todos los pueblos de América.
Después
de logrado su propósito con la retirada de los soldados norteamericanos, muere
asesinado en 1934 pero el ejemplo de su lucha y los principios del sandinismo
prevalecen hasta nuestros días en su patria, siendo uno de sus éxitos la caída
de la dictadura de Somoza en la década de 1980.
·El
radicalismo Argentino.-el
partido político ”Unión Cívica Radical”, toma el poder en las elecciones de
1916 con Hipólito Irigoyen, desdeñoso de la
Oligarquía argentina, apoya a la masa trabajadora(obreros), nacionalizó el
petróleo y otras riquezas naturales; manteniendo neutralidad en la
Primera Guerra Mundial.
Su
anti imperialismo y nacionalismo constructivo y popular para lograr la unidad
nacional, dio lugar a la rebelión oligárquica en septiembre de 1930 con el
general José Félix Uburo.